Desde hace ya un tiempo, doy gracias porque el Yoga es ya una parte importante en mi vida, y me doy cuenta sobre cómo los diferentes aspectos de su filosofía pueden ayudarme en mi día a día, en las situaciones que van surgiendo.

Intento aplicar e integrar cada vez más en mi vida diaria esta filosofía, a través de los Yamas y Niyamas, los 8 pasos del Yoga que propone Patanjali.

Me gustaría centrarme en concreto en los Yamas, preceptos de conducta social, de cómo nos relacionamos con nuestro entorno, de los cuáles Ahimsa, la no violencia, ocupa hoy este artículo. La no violencia en el amplio sentido de la palabra.

La manera en cómo tratamos a los demás y a nosotros mismos, también hace que se cultive Ahimsa. En definitiva, se trata de vivir sin aplicar la violencia, no sólo contra nuestros semejantes, sinó también contra otros seres, trabajando la bondad y la compasión.

Es por eso que decidí hace aproximadamente 1 año dejar de comer carne y todo lo que procediese de ella. Dejé de consumir alimentos que procediesen del mundo animal.

Y hoy, 1 año casi después, quiero ir un paso más allá y llevar Ahimsa hasta el final, decido y elijo hacerme vegana, respetando no sólo la vida de todos los seres vivos animales, sinó también todo lo que implique el maltrato, el sufrimiento y la explotación.

Siento que mi vida necesita otro cambio, dando el paso hacia una dieta libre de maltrato animal, y hacer de mi alimentación, una alimentación más consciente todavía, y contribuir de alguna manera a tener respeto hacia los animales y su derecho a vivir felices y libres hasta el fin de sus días.

Dice el Dalai Lama: "La vida de todos los seres, sean humanos, animales o de otra clase es preciosa. Todos tienen el mismo derecho a la felicidad".